
«Una monedita monita » canta Rocky con su voz gangosa. No es que yo no tenga conciencia social pero tengo miedo. Hago lo posible por no ser vista en todos mis trayectos pero de alguna forma soy fosforescente para hombres como Rocky.
Estiro mis dedos haciendo pinza con una moneda de mil y pienso que la moneda de 500 hubiera sido más adecuada, no me alcanza para el siguiente pasaje. Le pido a Rocky que me devuelva la moneda porque la otra es demasiado y le muestro la de 500. Él ha recibido ya la moneda con sus uñas puntiagudas llenas de tierra. No sea tacaña monita, me dice, eso no me alcanza ni para un pan. El no piensa devolverme los 1000 ahora que los tiene en sus manos.
Rocky es alto, mide como 180 y es muy delgado. Su rostro ha sido curtido por el sol pero sus ojos verdes resplandecen. Tiene una nube rizada con pedazos de cabello compactos a la altura de la coronilla. Sus brazos son fibrosos y marcados, tiene el torso descubierto y cicatrices en el pecho. Viste un chaleco en harapos y un pantalón que se le cuelga a la cadera como de un gancho. Va descalzo y sus pies ya han hecho una gran corteza en los talones.
Pienso que Rocky es extrañamente bello, cómo un pirata, como un mago africano. Encantador, como un maestro de circo y terrorífico como un muerto ambulante.
Rocky hace una venia y se va teatralmente. No me atrevo a discutir con un loco. Por lo que me pongo rápidamente a pensar en qué voy a hacer ahora sin dinero.
Tengo que llegar a la residencia universitaria antes de las 7, ya me han llamado la atención dos veces esta semana. No tengo famila en la ciudad ni nadie a quien pedirle ayuda.
Tengo mucha vergüenza y rabia, debí ser más firme y en primer lugar no darle nada. Ahora voy a tener que mendigar yo como una loca y pedirle una moneda a alguien para poder regresar a casa.
He visto al Rocky otras veces en el barrio de la universidad, siempre le tuve miedo. Una amiga me lo señaló una vez y cruzamos a la vereda de en frente para evitarlo, el Rocky es un habitante eterno del centro de la ciudad.
Empiezo a dar vueltas ahora, buscando más transeúntes, todos han desaparecido de pronto, son las 2 de la tarde y las calles se suceden una tras otra como si el fondo corriera como en las películas y mis pies solo se movieran por una banda elástica.
Por fin veo aparecer una mujer en la esquina, me acerco y le pido una moneda, ella me atraviesa con la mirada como si no existiera. Pruebo a hablarle a un hombre que camina cerca de una de las puertas de un edificio, tampoco me ha escuchado, me pongo nerviosa y grito, no hay reacción alguna, no es posible, nadie me escucha. Me detengo en medio del parque y grito con todas mis fuerzas, grito toda la tarde, lloro y nadie me ve. Muero de sed y de hambre. Anochece y esto es una locura. A las 11 pm el Rocky aparece en el parque central, me mira, sonríe con sus dientes negros y me da la bienvenida…
Bienvenida…
Gracias por leerme ! Es una bienvenida sin duda un tanto macabra 😉
Rocky es el culpable…
Excelente relato, caracterizas muy bien al Rocky, que imagino también verlo en las calles. Gracias
Gracias por leerme! A Rocky lo conocí en Bogotá era inquietante y lo de la moneda me pasó, aunque afortunadamente sin los funestos resultados que les cuento acá.
Muy interesante
Bienvenida al plano de los invisibles…los nadies.
Sii ella es ahora una nadie.
Disfruté de tu relato. Felicidades. 🤗
Muchas gracias! Me encanta que lo hayas disfrutado.